viernes, 6 de abril de 2007

Juegos

No me divierte jugar tus juegos,
tú tampoco gozas con los míos.
Los tuyos duran toda la vida,
los míos explotan en instantes mínimos.


No me divierte jugar tus juegos, tu fiesta de disfraces, tus individuos cargando pesados disfraces, disfraces eternos, aunque mutantes, con múltiples adornos, aunque indefectiblemente faltos de originalidad. Toscos disfraces, toscos disfraces con los que buscan individualidad, toscos disfraces con los cuales la pierden, toscos disfraces, tintura negra, en lienzo negro, expuesto en un salón pobremente iluminado.

No me divierte jugar tus juegos, no veo las formas que tu ves en los disfraces, no siento las texturas que tu experimentas, no oigo el sonar de sus adornos, ni me llega su perfume, solo veo una vaga nube negra sobre ti.

No me divierte jugar tus juegos, ni encuentro la forma de que desees jugar en los míos, entonces, pocas veces, cuando me siento fuerte, sano, con suficientes energías, juego tu juego, juego torpemente, debilitándome rápidamente en cada movimiento, esforzándome al máximo por permanecer jugando, agonizando en cada jugada, sabiendo que en cada partida perderé, de todas formas, juego, porque dentro de tus juegos existen pequeñísimas puertas para que tu entres en los míos.

No me divierte, y lo juego. Caigo, atravieso suelos, y sigo cayendo, y allí creo ver algo de lo que tú ves en tu disfraz y en el mío, aunque elijo dejarte a ti describirlos, y ahí, entiendo sus formas, sus colores, mientras pierdo energía, sus texturas, sus perfumes, padeciendo dolor, tus fechas, tus lugares, luchando por retenerlas y seguir algún tiempo más en tu juego, tus comidas, tus amigos, tus acciones, perdiendo la mayoría de ellos por su falta de singularidad, y en ese recorrer tu disfraz, en ese moverlo, doblarlo, mirarlo desde distintos ángulos, si se está atento, si se los está buscando, aparecen defectos en el disfraz, pequeñas rajaduras, alguna rotura, al menos un sector con el tejido más abierto, y a través de ellos llega la luz, tu luz. Entre las fechas, los lugares, las pinceladas negras, surge un gesto involuntario, un movimiento en tu mano, o una mirada distinta, o una postura nueva, o un brillo extraño, o todo eso, o nada de eso, seguramente nada de eso, seguramente otra cosa, algo paradójicamente descriptible como demasiado sutil para ser descripto. Y en ese instante mínimo, estamos jugando mi juego, y estamos ganando en él.

Me divierte mi juego, a ti te incomoda, ocultas la falla del disfraz, se pierde el gesto delicioso, caemos a tu juego, soy penado en él con el mayor castigo, he cometido la peor falta, la que quiebra tu juego, la que confunde a sus jugadores, la que más temen los dueños del mismo, he sentido eso, esos colores, esa dulzura, ese aroma, esa belleza que no se encuentra en ningún disfraz, ni en el más caro, ni en el más difícil de conseguir, en ninguno, esa luz que tampoco existe bajo ningún disfraz, excepto el tuyo, esa luz tuya, únicamente tuya.

5 comentarios:

Unknown dijo...

Excelente borghi....

Anónimo dijo...

No me divierte jugar tus juegos, ESTA BIEN, NO TE DIVIERTE. PERO AL MENOS APRENDES?ni encuentro la forma de que desees jugar en los míos NOCREO QUE DESEE JUGAR EN LOS TUYOS O EN LOS MIOS SINO ENSEÑARNOS, entonces, pocas veces, cuando me siento fuerte, sano, con suficientes energías, juego tu juego, juego torpemente, debilitándome rápidamente en cada movimiento, esforzándome al máximo QUIZAS LA MEJOR FORMA NO SEA ESFORZARSE SINO ABANDONARSE Y ASI EN UNA DE ESAS JUGAMOS A LO MISMO por permanecer jugando, agonizando en cada jugada, sabiendo que en cada partida perderé, de todas formas, juego, porque dentro de tus juegos existen pequeñísimas puertas para que tu entres en los míos Y SI LAS PUERTAS CONDUCEN A NUETROS JUEGOS NO SERIA MEJOR?

djbm dijo...

Estuve pensando en tu comentario, y veo que sigue apareciendo la idea de la unidad que incluiste en otros comentarios, es un buen concepto, es cierto, pero hay que ser cuidadoso con él, es un sentimiento muy fuerte. Jorge Luis Borges, en su cuento “El Aleph” hace una linda descripción de él, en “Autografía de un Yogui” Paramabansa Yogananda describe una experiencia de ese tipo, y hay que ver si realmente lo que se siente es eso, pues se puede confundir con algo menor, o sentir una unidad parcial, de todas formas eso lo sabe cada uno.

Menciono esto, porque buscando sentirse unido, uno puede caer prisionero de una característica: etnia, religión, partido político, moda, etc. y eso es lo que yo veo como disfraz, se sigue algo, y no se muestra la esencia, por sentirse parte de algo, se pierde la individualidad

De tu comentario entiendo que tu propuesta es una fusión de los juegos: aprender los juegos del otro, enseñarse mutuamente los juegos, jugar a lo mismo, nuestros juegos. Eso es lo que ocurre en la actualidad, los gustos son masivos, la mayoría ve la mismas películas, escucha las mismas canciones, va a los mismos lugares, comenta las mismas cosas, se podría decir que están unidos, yo lo veo como que siguen el camino que les imponen, y en eso pierden su individualidad, y justamente eso es lo que señalo en el artículo. La unidad esta bien, pero pienso que primero debemos funcionar como individuos, y desde allí buscar la unidad, una unidad compuesta por individuos heterogéneos, no una masa homogénea.

Dejando de lado esa diferencia de enfoque, me resultó interesante la propuesta de abandonarse en lugar de esforzarse, para alcanzar al otro, para descubrirlo. Una actitud abierta produce apertura en el otro, y es un buen camino. Claro que partiendo de cómo es uno, su ego, sus mandatos, abandonarse requiere de un esfuerzo, un esfuerzo muy grande, pero como tu dices, tiempo al tiempo.

Un abrazo.
Diego

Anónimo dijo...

Te entiendo, pero como soy muy sintético para escribir pasa que a veces no me expreso claramente. Lo que dije de la unidad para nada va hacia "unidades parciales" de etnia o religión,tampoco la masificación. Eso no es la unidad a la que me quería referir, que es la de sentirse PARTE de un todo,con lo cual podés tener individualidad como parte pero sin ego, compendiendo y aceptando las diferencias con otras partes que también como uno forman una unidad que es el todo.Es muy, pero muy difícil tener esa sensación y -por lo menos yo- solo pocas veces lo he logrado en alguna meditación. Pero bueno, andando se hace el camino
Si,leí el Aleph y habla de eso pero magistralmente y subliminalmente, como creo que solo Borges puede hacerlo en forma tan hermosa.Un abrazo

djbm dijo...

Bien, ahora coincidimos plenamente en la definición de unidad.

Lamentablemente, es algo que alcanzo a comprender pero aun no a sentir, o por lo menos si lo sentí, no fui completamente conciente de que lo hacía. Esto último lo agrego, porque cuando comentaste que lo sentiste alguna vez en una meditación, me vino a la mente un pasaje de "Mistery Train" que publiqué en este blog: "En ese momento todo está en su lugar, el universo es una perfecta realización artística, cuyos integrantes existen o no lo hacen, aparecen y desaparecen, recorren la obra, y adquieren la forma y el color que agrada más a nuestros sentidos". Creo que en esos momentos, es cuando uno esta rozando el sentimiento de unidad, son instantes insignificantes, pero que se viven al máximo.

Donaciones

Imagina un mundo en el cual todos regalemos lo mejor que hacemos, y todos hagamos lo que más nos gusta hacer.

Luego, no solo imagínalo, sino que también, vive en él. Yo ya estoy allí, acompáñame.

Un abrazo,
Diego

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