viernes, 18 de mayo de 2007

Cielo endemoniado

Estoy solo, solo bajo un heterogéneo plato plomizo. Cúpula opresora en desgarradora dinámica, salvaje diseño a groseras pinceladas, artista desesperado vomitando retoques en un lienzo empecinado en no reflejar su idea, furiosas franjas oscuras imponiéndose a sutiles huecos luminosos, aislados tonos cromáticos entre avasallantes grises: pálidos celestes agonizando, cansados amarillos evitando el blanco en las claras nubes, y el gris, el gris en millones de tonos, en inconmensurables formas, en lento y a la vez violento movimiento, reinando este cielo endemoniado.

El horizonte entero mostrándose ante mi, delgada línea bajo el pesado cielo, inmensa circunferencia remota, infinitos puntos distantes, objetivos lejanos y comparables, metas huidizas e inalcanzables, geometría perversa, espacio torturante.

Hacia donde caminar?, cuando ningún camino es mejor o peor que otro. Porque avanzar hacia una meta?, si el hacerlo me aleja de las restantes. Para que caminar?, si por más que lo haga el horizonte siempre esta igual de lejos, Porque moverme?, … porque no me siento bien aquí.

Maldigo mi posición por estar equidistante a las metas, maldigo al espacio por separarme de ellas, maldigo mi debilidad que me impide curvarlo, marchitar el ibisco terrestre, cerrar su corola, alinear sus pétalos, dejar todos los objetivos en su pistilo, y no volverme esquizofrénico en el intento de alcanzarlos. Pero es tan inútil maldecir, que me maldigo a mi mismo por hacerlo.

Los colores se perdieron, sus heroicas luchas acabaron, sus mutilados cadáveres se enterraron en el atronador gris, y los tonos de este, rompen el cielo, se cubren unos a otros, se mezclan, se comparan, se interfieren, ganan mi voluntad por instantes, para luego perderla ante otros pensamientos, dirigen mis acciones por momentos, las cuales son criticadas por quienes le suceden, se alternan en la manipulación de mis hilos inestables marioneteros, y pierdo en mi interior, la libertad que tanto busco en el afuera.

Y así, las nubes se espesan, los pensamientos aturden, los tonos se funden, la maquinaria mental zumba monótonamente, la oscuridad avanza, la mente reina, tierra y cielo funden en negro, y se desvanecen las metas.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

"...una nube blanca en realidad no tiene un camino propio. Anda a la deriva. No tiene unlugar al cual llegar, un objetivo, un destino que realizar, un fin. No es posible frustrar a una nube blanca porque dondequiera que llegue, ésa será su meta. Si uno tiene un objetivo, seguro que habrá de frustrarse.Cuanto más orientada hacia una meta sea una mente, más angustia, ansiedad y frustración habrá que soportar pues, cuando uno tiene un objetivo, se mueve con un destino predeterminado. Y el todo existe sin destino alguno, sin dirigirse a ningún lugar en particular, carece de objetivos y de proòsitos...."Osho, "Mi camino.El camino de las nubes blancas", Lanúes Oeste, Bs.As.1999, Edit. Humanitas, pag.15/16

djbm dijo...

El fluir, el dejarse caer, que simple y que difícil. Que fácil es comprender que aceptando las cosas como vienen, se vive en armonía, desaparecen los problemas, pero que difícil es acercarse a ese estado.

El ego nos domina, y en cada acción nos atormenta la posibilidad de fallar, de perder algo, de sufrir, y paradójicamente fallamos, perdemos y sufrimos precisamente por ese mismo tormento.

Anónimo dijo...

Difícil pero no imposible. Un abrazo

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Un abrazo,
Diego

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